UNA VISITA ESPECIAL

 

Una visita que se siente con el alma: encuentro con la ONCE en la Casa de la Concha

Hay días en los que el espacio se transforma. En los que la historia, la belleza y la memoria no se ven, sino que se escuchan, se tocan, se respiran. Así fue la visita que recibimos recientemente de un grupo de personas ciegas de la ONCE, acompañadas por su voluntaria, con quienes compartimos una experiencia sensorial profundamente conmovedora.

La Casa de la Concha se abrió para ellos y ellas desde otro lenguaje: el de las texturas, las resonancias, los olores y las palabras cuidadosamente escogidas. A través de una visita guiada adaptada, pudimos recorrer juntos distintos rincones de la casa, atendiendo no tanto a lo que los ojos ven, sino a lo que la piel y el corazón perciben.

Uno de los momentos más especiales fue la bajada a la cripta de Victoria Díez, un espacio cargado de silencio, memoria y profundidad espiritual. Allí, el recogimiento fue compartido, y el relato de la vida de Victoria —su entrega, su vocación, su fe viva— tocó fibras que van más allá de lo visual.

La sensibilidad con la que vivieron cada detalle, el respeto con el que escucharon, la gratitud con la que nos hablaron al despedirse... nos dejaron una enseñanza que no olvidaremos: que ver es mucho más que mirar, y que la belleza, cuando es verdadera, sabe abrirse paso por caminos distintos.

Gracias a este grupo entrañable y a su voluntaria por confiar en nuestro espacio. Ha sido un honor y un regalo recibiros.

Seguimos aprendiendo de cada visita, de cada encuentro. Y esta, sin duda, nos ha tocado profundamente.